"ENAJENAOS", Huelva Información, 25-5-15
"Me enajenao" dicen por aquí las abuelas cuando hacen algo impropio. Marx (¡Uh! ¡Ah! ¡Qué miedo!) constataba una alienación o enajenación política en nuestra comportamiento. Distinguía intereses diferentes entre el Estado y la Sociedad; la derecha siempre ha mantenido la confusión, por eso es patriotera, banderil, hímnica y egocéntrica, españolísima (o andalucísima, como Susana Díaz, hablando en marxista).
Yo soy partidario de la libertad de expresión sin regular, lo que no significa que uno no pueda defenderse de una calumnia o un insulto, pero calibrar el efecto que unas palabras puedan provocar me parece que sólo debería tener lugar en un juicio en el que se pueda probar la relación causa-efecto, lo otro es entrar en una clasificación de opiniones. Sé que lo que voy decir no se va a interpretar como pretendo, pero siempre estuve en contra de la consideración como delito de la "apología del terrorismo"; la palabra no mata; una legislación muy simple puede establecer si lo que alguien dice es causa directa de una agresión o no. Muy sencillo: no se pueden prohibir las ideas, por mucho que nos repateen y repugnen, y censurarlas sólo lleva al escurrimiento y al camuflaje de las mismas, como ocurría en las décadas ominosas del ferrolano.
Este Gobierno no hila nada fino y apuntala día a día esa idea progresista de que el Estado defiende intereses del poder frente a la Sociedad; porque la historia del País Vasco del último medio siglo, sin ETA matando, se puede empezar a escribir, y si alguien se siente ofendido por algún supuesto "gudari" pues que denuncie, pero querer suprimir a quien piensa de forma diferente a nosotros es una forma de opresión y totalitarismo. Acepto debate y mil matices. Esto es libertad y pensamiento. Insultar a un asesinado debe tener un escarmiento potente pero no es matar; la Red está llena de improperios de gente que se desahoga o que, simplemente, es gilipollas. Cuando el ministro Fernández Díaz usa términos como "limpiar", suena... un poco represor (véase el ridículo internacional con nuestra Ley Mordaza). Cuando PP y PSOE se ponen de acuerdo para impedir que víctimas, verdugos y aledaños se reúnan en el Congreso para superar una tragedia histórica con la palabra y la emoción... suena a demagogia electoral.
El Estado somos nosotros, parecen pensar. Cuando el ministro Margallo alude a la imposibilidad de asumir por razones humanitarias a unos miles de miserables expulsados de sus tierras, en un país rico (con más de un veinte por ciento de fraude fiscal y una deuda del ciento cincuenta por ciento de su PIB)... es la racanería de una miseria de avaricioso que ronda el chiste, si no fuera porque debería ser (esto sí) un delito de lesa humanidad. Ellos no son la Sociedad, son el Estado represor. Los demás no estamos locos, estamos "enajenaos".
Que no sabemos nada es lo único cierto. Que todo es un juego a partir del engaño de la construcción de una realidad que no conocemos. Juzgamos, deseamos, queremos, ¿para qué?
jueves, 4 de junio de 2015
Virtual
VIRTUAL, Huelva Información, 18-5-15
Veo deambulando en el ciberespacio un vídeo sobre Ciudadanos que apuntala lo que pienso, coincido en lo que expone y ratifica mi impresión de que este Podemos de derechas, anhelado por un banquero, es más neoliberal (o extremadamente conservador) de lo que admite su televisivo líder. Pero creo que se nos va un poco el santo...
Advertimos a los jóvenes que no se fíen de la realidad virtual de las redes sociales; que tener un centenar de amigos en Facebook, verbigracia, no es un dato de tu vida real, en la que con suerte puedes tener un puñado si no los machacas mucho. Nos percatamos de que estas redes están anteponiendo la apariencia, física e intelectual, a lo que somos en realidad; y la ansiedad que provoca el desfase entre el deseo y la vida termina en depresión: nuestro mal. Es curioso que nos resulte tan fácil diagnosticar la frustración de la ciudadanía tecnológica y, sin embargo, no nos apliquemos el cuento en política. Después llegan las elecciones y...
Si un partido no existe en la Red, tiene un problema. Pero ¿se puede obviar el valor de las fuentes? El vídeo del que hablaba al comienzo lo ha realizado, es claro, alguien que no tiene mucha simpatía por ese proyecto; lo que dice podemos suscribirlo pero ¿es una información contrastada? Por otro lado, ¿quiénes lo comparten? ¿Acaso cambiaría la opinión de los posibles votantes de Ciudadanos? En la Red descubrimos que, salvo alguna polémica que suele terminar mal, nos retroalimentamos con conocidos o gente con quien compartimos gustos, y al final seguimos solos. ¿Sirve de algo realmente la batalla en Internet?
Hoy tendemos a sacar impresiones precipitadas amparados por lo que creemos percibir cuando abrimos el correo electrónico o miramos las noticias en Google. Quizá eso explique, como ocurre con la (falsa) amistad, que a la hora de contar votos todo es mucho más convencional; no es que representen poco los nuevos partidos, pero los otros se mantienen por encima de su deteriorada imagen.
Un pueblo es culto cuando tiene capacidad para analizar las fuentes de las que bebe su información. Cuando no son fiables, estamos en el rumor. La mayor parte de lo que se encontramos en Internet no mueve a confiar, tendríamos, pues, que relativizarlo. Uno ve que los políticos (todos) usan las redes para difundir medias verdades, difamar sin responsabilidad, manipular la información (con ese vídeo se le propina a Ciudadanos un porcentaje mínimo del ataque sufrido por Podemos), crear, en definitiva, corrientes de opinión, sabiendo además el limitado alcance de estas cadenas de "me gusta"... Literalmente es un manoseo burdo de nuestras consciencias amparados en mentiras conscientes y la demagogia más chocarrera. Cada vez dependemos más de la no-información, o de la información interesada, malinteresada, quise decir. Desespero.
Veo deambulando en el ciberespacio un vídeo sobre Ciudadanos que apuntala lo que pienso, coincido en lo que expone y ratifica mi impresión de que este Podemos de derechas, anhelado por un banquero, es más neoliberal (o extremadamente conservador) de lo que admite su televisivo líder. Pero creo que se nos va un poco el santo...
Advertimos a los jóvenes que no se fíen de la realidad virtual de las redes sociales; que tener un centenar de amigos en Facebook, verbigracia, no es un dato de tu vida real, en la que con suerte puedes tener un puñado si no los machacas mucho. Nos percatamos de que estas redes están anteponiendo la apariencia, física e intelectual, a lo que somos en realidad; y la ansiedad que provoca el desfase entre el deseo y la vida termina en depresión: nuestro mal. Es curioso que nos resulte tan fácil diagnosticar la frustración de la ciudadanía tecnológica y, sin embargo, no nos apliquemos el cuento en política. Después llegan las elecciones y...
Si un partido no existe en la Red, tiene un problema. Pero ¿se puede obviar el valor de las fuentes? El vídeo del que hablaba al comienzo lo ha realizado, es claro, alguien que no tiene mucha simpatía por ese proyecto; lo que dice podemos suscribirlo pero ¿es una información contrastada? Por otro lado, ¿quiénes lo comparten? ¿Acaso cambiaría la opinión de los posibles votantes de Ciudadanos? En la Red descubrimos que, salvo alguna polémica que suele terminar mal, nos retroalimentamos con conocidos o gente con quien compartimos gustos, y al final seguimos solos. ¿Sirve de algo realmente la batalla en Internet?
Hoy tendemos a sacar impresiones precipitadas amparados por lo que creemos percibir cuando abrimos el correo electrónico o miramos las noticias en Google. Quizá eso explique, como ocurre con la (falsa) amistad, que a la hora de contar votos todo es mucho más convencional; no es que representen poco los nuevos partidos, pero los otros se mantienen por encima de su deteriorada imagen.
Un pueblo es culto cuando tiene capacidad para analizar las fuentes de las que bebe su información. Cuando no son fiables, estamos en el rumor. La mayor parte de lo que se encontramos en Internet no mueve a confiar, tendríamos, pues, que relativizarlo. Uno ve que los políticos (todos) usan las redes para difundir medias verdades, difamar sin responsabilidad, manipular la información (con ese vídeo se le propina a Ciudadanos un porcentaje mínimo del ataque sufrido por Podemos), crear, en definitiva, corrientes de opinión, sabiendo además el limitado alcance de estas cadenas de "me gusta"... Literalmente es un manoseo burdo de nuestras consciencias amparados en mentiras conscientes y la demagogia más chocarrera. Cada vez dependemos más de la no-información, o de la información interesada, malinteresada, quise decir. Desespero.
Perded toda esperanza
PERDED TODA ESPERANZA, Huelva Información, 11-5-15
Cuando comenzó la crisis algunos de nuestros líderes mundiales anunciaron la reformulación del capitalismo porque no era de sabios repetir errores. Algo similar pareció ocurrir con la política: la Transición española mostró sus costuras reventadas, el paradigma hacía aguas por todos lados incluida la Monarquía. Movimientos ciudadanos reclamaban alternativas en la calle mientras los sectores más conservadores asistían desesperados al hundimiento de los partidos y sus rondas en un océano de corrupción y pseudolegalidades encaminadas al expolio de lo Público.
Hemos dejado escapar a la economía financiera sin poner límites a sus abusos, es más: hemos pagado a la banca más de ¡70.000.000.000 euros! por habernos estafado, por haber dilapidado nuestros recursos y haberse repartido kilos y kilos de dinero (en billetes o plástico “black”). Se ríen en nuestra cara mientras nos dicen que es por nuestro bien, que no lo entendemos...
Queríamos devolver un poder deslegitimado al pueblo; había que vehicular la protesta, los partidos tradicionales no podían cumplir esa labor de control directo, viciados por sus estructuras y por ser parte constituyente del problema, y Podemos se erigió en alternativa con un discurso claro y directo, contra la corrupción pero, sobre todo, con una revisión de la gestión pública y una visión de la economía clásicamente de izquierdas... Los abandonados de la crisis tenían su herramienta.
Ha bastado el ataque personal a sus líderes, ha bastado la campaña propagandística más burda a costa de un país expiatorio (Venezuela), ha bastado que la prensa más servil y sin ideas (neutral, se autoproclama) se ponga al servicio de sus propietarios, ha bastado el olor a miel del Poder para que al final aquellas asambleas se hayan convertido en mercadotecnia y en aparato de partidos como los de siempre, hasta con campañas electorales y actos de presentaciones con músicas y atrezo. Sí, el Capital quería un Podemos de derechas y entre todos hemos convertido a un partido neoliberal y continuista, personalista y patriotero en la esperanza “de centro” de una sociedad podrida por grupos de presión del mismo palo.
Nadie vea aquí un lamento, sino el fracaso de todos. Sigamos jugando a esquivar barrenderos en los pueblos (han invadido las calles de repente), levantemos las mismas solerías, plazas y asfaltados sin motivo, donemos millones al Recre, todos los calvos al Rocío, que venga esa inutilidad dilapidadora llamada AVE, ¡un aeropuerto por favor (como en Sevilla)!, finjamos no ver a diputados asesorando a empresas contratantes, ni oír como se ofrecen bolsas de comida a cambio de votos, ya nadie habla de reorganizar la Administración..., toleremos que todo organismo que saque tajada a costa de nuestra dignidad nos mire con desprecio como a protituta protestona, traguemos la misma basura de siempre, tal vez peor... No encuentro explicación: ¡como no sea que estemos todos hartos de “perico”!
Cuando comenzó la crisis algunos de nuestros líderes mundiales anunciaron la reformulación del capitalismo porque no era de sabios repetir errores. Algo similar pareció ocurrir con la política: la Transición española mostró sus costuras reventadas, el paradigma hacía aguas por todos lados incluida la Monarquía. Movimientos ciudadanos reclamaban alternativas en la calle mientras los sectores más conservadores asistían desesperados al hundimiento de los partidos y sus rondas en un océano de corrupción y pseudolegalidades encaminadas al expolio de lo Público.
Hemos dejado escapar a la economía financiera sin poner límites a sus abusos, es más: hemos pagado a la banca más de ¡70.000.000.000 euros! por habernos estafado, por haber dilapidado nuestros recursos y haberse repartido kilos y kilos de dinero (en billetes o plástico “black”). Se ríen en nuestra cara mientras nos dicen que es por nuestro bien, que no lo entendemos...
Queríamos devolver un poder deslegitimado al pueblo; había que vehicular la protesta, los partidos tradicionales no podían cumplir esa labor de control directo, viciados por sus estructuras y por ser parte constituyente del problema, y Podemos se erigió en alternativa con un discurso claro y directo, contra la corrupción pero, sobre todo, con una revisión de la gestión pública y una visión de la economía clásicamente de izquierdas... Los abandonados de la crisis tenían su herramienta.
Ha bastado el ataque personal a sus líderes, ha bastado la campaña propagandística más burda a costa de un país expiatorio (Venezuela), ha bastado que la prensa más servil y sin ideas (neutral, se autoproclama) se ponga al servicio de sus propietarios, ha bastado el olor a miel del Poder para que al final aquellas asambleas se hayan convertido en mercadotecnia y en aparato de partidos como los de siempre, hasta con campañas electorales y actos de presentaciones con músicas y atrezo. Sí, el Capital quería un Podemos de derechas y entre todos hemos convertido a un partido neoliberal y continuista, personalista y patriotero en la esperanza “de centro” de una sociedad podrida por grupos de presión del mismo palo.
Nadie vea aquí un lamento, sino el fracaso de todos. Sigamos jugando a esquivar barrenderos en los pueblos (han invadido las calles de repente), levantemos las mismas solerías, plazas y asfaltados sin motivo, donemos millones al Recre, todos los calvos al Rocío, que venga esa inutilidad dilapidadora llamada AVE, ¡un aeropuerto por favor (como en Sevilla)!, finjamos no ver a diputados asesorando a empresas contratantes, ni oír como se ofrecen bolsas de comida a cambio de votos, ya nadie habla de reorganizar la Administración..., toleremos que todo organismo que saque tajada a costa de nuestra dignidad nos mire con desprecio como a protituta protestona, traguemos la misma basura de siempre, tal vez peor... No encuentro explicación: ¡como no sea que estemos todos hartos de “perico”!
Que os coja Dios confesados
QUE OS COJA DIOS CONFESADOS, Huelva Información, 4-5-15
Quiero salir en defensa del obispo J. I. Munilla y esas ideas sobre la sexualidad oreadas por la prensa, como que la masturbación es una agresión contra nosotros mismos (una vivencia mecanizada, automática, rápida y despersonalizada), que la homosexualidad requiere una sanación que reconduzca ese desvío de lo natural, que la T.P.M. femenina tiene como efecto la obsesión por la limpieza, que nuestra pasión por el camastro es la señal de cómo somos manipulados por el poder, que la Educación Sexual en los centros públicos es una mera enseñanza de la práctica genital o que la castidad es bella y atrayente...
Podemos hacernos una idea de la vida sexual de este hombre puro leyendo sus descripciones, y es digna de lástima, porque uno, que se ha gallardeado lo que ha podido solo y en compañía, no tiene ese recuerdo "mecanizado, automático, rápido y despersonalizado"; había días y días. Allá él con sus paranoias y sus concepciones ruinosas del amor humano; el problema es que hay un montón de chiquillas y chiquillos en sus manos y yo creo que transmitirles esta metralla neurótica debería rondar incluso el delito. Recordemos que es coautora del libro Begoña Ruiz Pereda, especialista en educación afectivo-sexual y responsable del programa "Aprendamos a amar" en la Fundación Desarrollo y Persona, a la que no pienso asistir salvo para dar una conferencia, sobre sexo mismo.
Él, con su amiga, podría defender su onanismo sexoerótico como más le compluguiera, no seré yo quien entre en sus vidas privadas. Pero aclaremos, la fundamentación de sus argumentos radica en la idea de un Ordenador del mundo que (cojamos a Tomás de Aquino) diseñó una Tierra consecuente con la divinidad de esa Causa Primera y que se expresa a través de una Ley Eterna; ésta se refleja en las creaturas de tres formas: la persistencia en el ser, la reproducción y, en el caso de las criaturas racionales, en la búsqueda común de la felicidad, que en el fondo es un volver al origen divino, Alfa y Omega de la realidad (Ley Natural). A esa secuencia debe obedecer la Ley Positiva, la humana.
A mí me parece una patochada como el sombrero de un "picaor", pero cada uno es cada uno... Ahora bien, si hay quien piensa que Dios evaluará esto para la salvación en vez del crimen de lesa humanidad contra los miles de inmigrantes ahogados en el Mediterráneo, que Dios ha hecho la sociedad con un orden "libre" y que por eso hay bolsas de pobreza cada vez mayores, que la jerarquía eclesiástica recibe casi como una maldición un lujo y una molicie que soporta con resignación, que la política no es cosa de feligreses serios que apoyan en la Renta a la Iglesia y votan lo que Dios manda, que los informes de Cáritas aunque sean hechos por cristianos competentes son mera información... sólo os deseo que os coja Dios confesados. A mí que me coja haciendo el amor, o follando, como gusten.
Quiero salir en defensa del obispo J. I. Munilla y esas ideas sobre la sexualidad oreadas por la prensa, como que la masturbación es una agresión contra nosotros mismos (una vivencia mecanizada, automática, rápida y despersonalizada), que la homosexualidad requiere una sanación que reconduzca ese desvío de lo natural, que la T.P.M. femenina tiene como efecto la obsesión por la limpieza, que nuestra pasión por el camastro es la señal de cómo somos manipulados por el poder, que la Educación Sexual en los centros públicos es una mera enseñanza de la práctica genital o que la castidad es bella y atrayente...
Podemos hacernos una idea de la vida sexual de este hombre puro leyendo sus descripciones, y es digna de lástima, porque uno, que se ha gallardeado lo que ha podido solo y en compañía, no tiene ese recuerdo "mecanizado, automático, rápido y despersonalizado"; había días y días. Allá él con sus paranoias y sus concepciones ruinosas del amor humano; el problema es que hay un montón de chiquillas y chiquillos en sus manos y yo creo que transmitirles esta metralla neurótica debería rondar incluso el delito. Recordemos que es coautora del libro Begoña Ruiz Pereda, especialista en educación afectivo-sexual y responsable del programa "Aprendamos a amar" en la Fundación Desarrollo y Persona, a la que no pienso asistir salvo para dar una conferencia, sobre sexo mismo.
Él, con su amiga, podría defender su onanismo sexoerótico como más le compluguiera, no seré yo quien entre en sus vidas privadas. Pero aclaremos, la fundamentación de sus argumentos radica en la idea de un Ordenador del mundo que (cojamos a Tomás de Aquino) diseñó una Tierra consecuente con la divinidad de esa Causa Primera y que se expresa a través de una Ley Eterna; ésta se refleja en las creaturas de tres formas: la persistencia en el ser, la reproducción y, en el caso de las criaturas racionales, en la búsqueda común de la felicidad, que en el fondo es un volver al origen divino, Alfa y Omega de la realidad (Ley Natural). A esa secuencia debe obedecer la Ley Positiva, la humana.
A mí me parece una patochada como el sombrero de un "picaor", pero cada uno es cada uno... Ahora bien, si hay quien piensa que Dios evaluará esto para la salvación en vez del crimen de lesa humanidad contra los miles de inmigrantes ahogados en el Mediterráneo, que Dios ha hecho la sociedad con un orden "libre" y que por eso hay bolsas de pobreza cada vez mayores, que la jerarquía eclesiástica recibe casi como una maldición un lujo y una molicie que soporta con resignación, que la política no es cosa de feligreses serios que apoyan en la Renta a la Iglesia y votan lo que Dios manda, que los informes de Cáritas aunque sean hechos por cristianos competentes son mera información... sólo os deseo que os coja Dios confesados. A mí que me coja haciendo el amor, o follando, como gusten.
sábado, 2 de mayo de 2015
U.T.E.
U.T.E., Huelva Información, 27-4-15
Una sociedad que ha perdido la ilusión por el cambio, que se considera a sí misma acabada y definitiva, una sociedad que se define por su estabilidad y que no aspira a la solución de sus problemas sino que los asume como naturales, es por definición conservadora.
Vienen a mi instituto unos presos de la Unidad Terapéutica y Educativa de la prisión de Huelva. En sus historias aparecen padres politoxicomanos y maltratadores, deshaucios, pisos sin electricidad, infancias marcadas por la decepción y la falta de autoridad, torturas físicas y mentales en centros de menores, abandonos, muertes por sobredosis o agresiones, traiciones, adicciones, mentes volubles en las manos de una maldad ubicua que nadie parece percibir. Resuenan nombres como las Tresmil, los Pajaritos, el Torrejón...
Veo con impotencia el eco de unas experiencias terroríficas, envueltas con violencia y paranoia, pero veo también el ansia de poder vivir en unos presos que, en su mayoría, traspasan escasamente los veinte años. Tengo una sensación contradictoria de absoluta fragilidad, ante unas personas que parecen buscar con la mirada sólo la aprobación y el afecto no recibidos, y de estupor ante la estela de dolor y sufrimientos causados; uno lo dice contundente, "Yo he delinquido y pago, pero mis hijas no, y también pagan"...
Detrás y delante de estos condenados está el dolor. No voy a caer en el victimismo de justificar las causas del delito; yo no creo en las penas temporales, la cárcel sólo debería tener el objetivo de la rehabilitación, lo que significa que uno no sale hasta que deja de ser un peligro para la sociedad y para sí mismo. Piensen lo que he dicho, porque no es demagógico y es una propuesta extremadamente dura. La regularidad puede ser un objetivo inalcanzable; ése es el esfuerzo. Pero requiere un vuelco en la inversión y todo sería inútil sin unos servicios sociales que realmente pudieran disponer para evitar en su origen el problema. Porque todo lo que he dicho al principio ocurre en nuestra moderna y rica sociedad, que permite la existencia de focos de podredumbre asumiéndolos como parte connatural de nosotros mismos, garantizando a algunos de nuestros chiquillos un porvenir adorable de drogas, armas y violencia extrema, porque les ha tocado en esta loto liberal.
Una sociedad viva trabaja por evitar estos focos de perversión, no se puede, en nombre de una libertad de mentira, dejar a niños inocentes padecer la locura de sus padres. Cada céntimo gastado en esos lugares debe traducirse en una oportunidad para la dignidad, no es respeto dejar al desgraciado serlo, insisto en mi tesis de Cultura y Consecuencia, cuando hacemos eso bajo el paraguas de la "diversidad" somos racistas, porque ningún concejal metería allí a su hijo, ni nosotros. Menos Recre, menos Rocío, menos Carnavales, menos Semana Santa, menos rotondas, menos demagogia... y más trabajar por el futuro.
Una sociedad que ha perdido la ilusión por el cambio, que se considera a sí misma acabada y definitiva, una sociedad que se define por su estabilidad y que no aspira a la solución de sus problemas sino que los asume como naturales, es por definición conservadora.
Vienen a mi instituto unos presos de la Unidad Terapéutica y Educativa de la prisión de Huelva. En sus historias aparecen padres politoxicomanos y maltratadores, deshaucios, pisos sin electricidad, infancias marcadas por la decepción y la falta de autoridad, torturas físicas y mentales en centros de menores, abandonos, muertes por sobredosis o agresiones, traiciones, adicciones, mentes volubles en las manos de una maldad ubicua que nadie parece percibir. Resuenan nombres como las Tresmil, los Pajaritos, el Torrejón...
Veo con impotencia el eco de unas experiencias terroríficas, envueltas con violencia y paranoia, pero veo también el ansia de poder vivir en unos presos que, en su mayoría, traspasan escasamente los veinte años. Tengo una sensación contradictoria de absoluta fragilidad, ante unas personas que parecen buscar con la mirada sólo la aprobación y el afecto no recibidos, y de estupor ante la estela de dolor y sufrimientos causados; uno lo dice contundente, "Yo he delinquido y pago, pero mis hijas no, y también pagan"...
Detrás y delante de estos condenados está el dolor. No voy a caer en el victimismo de justificar las causas del delito; yo no creo en las penas temporales, la cárcel sólo debería tener el objetivo de la rehabilitación, lo que significa que uno no sale hasta que deja de ser un peligro para la sociedad y para sí mismo. Piensen lo que he dicho, porque no es demagógico y es una propuesta extremadamente dura. La regularidad puede ser un objetivo inalcanzable; ése es el esfuerzo. Pero requiere un vuelco en la inversión y todo sería inútil sin unos servicios sociales que realmente pudieran disponer para evitar en su origen el problema. Porque todo lo que he dicho al principio ocurre en nuestra moderna y rica sociedad, que permite la existencia de focos de podredumbre asumiéndolos como parte connatural de nosotros mismos, garantizando a algunos de nuestros chiquillos un porvenir adorable de drogas, armas y violencia extrema, porque les ha tocado en esta loto liberal.
Una sociedad viva trabaja por evitar estos focos de perversión, no se puede, en nombre de una libertad de mentira, dejar a niños inocentes padecer la locura de sus padres. Cada céntimo gastado en esos lugares debe traducirse en una oportunidad para la dignidad, no es respeto dejar al desgraciado serlo, insisto en mi tesis de Cultura y Consecuencia, cuando hacemos eso bajo el paraguas de la "diversidad" somos racistas, porque ningún concejal metería allí a su hijo, ni nosotros. Menos Recre, menos Rocío, menos Carnavales, menos Semana Santa, menos rotondas, menos demagogia... y más trabajar por el futuro.
Inestable
INESTABLE, Huelva Información, 20-4-15
Que no nos engañen, el PSOE no puede estar contento con los resultados electorales. Nada de lo que se propusieron los socialistas ha salido bien. La excusa de la estabilidad está mostrando su verdadero rostro con la Mesa del Parlamento y la Investidura. Querían una mayoría absoluta en una especie de salto al más allá (de Andalucía) y se han encontrado con una victoria pírrica que desbarata todos los planes; un poco el negativo de lo ocurrido con Podemos, que auguraban una victoria trascendente y se han encontrado con una derrota mucho más dulce de lo que han querido mostrar.
¿Cómo piensan gobernar? ¿Negociando cada entrada del BOJA? Yo no me lo creo. Temo que hemos pagado unas elecciones a mayor gloria de Susana Díaz, lo que incluye sus circunstancias personales, sí, esto no es machismo, sí lo fue el uso electoral del pichi marcando una buena esperanza que al día siguiente nadie vería con la prenda negra.
Al final vamos a pasar otra vez por las urnas, quizá cuando tranquilicemos un poco las papeletas; cuando se vea qué pasa con Pedro Sánchez el Equivocado (por Dios, sólo eran dos botones...) y el partido sea presa de la desesperación, cuando haya que aprobar aquí otros presupuestos porque los que votó IU ya no den más de sí. Con menos escaños se habrían visto obligados a pactar, pero así nos venden una alegría que no tienen, porque saben lo que les espera. Díaz no ha cerrado nada, lo ha abierto todo.
Porque nuestra casi-Presidenta no está dando esa imagen de ganadora que pretendía, esa especie de Macarena adorada por las masas que nos enseñaron aquella noche en la que, sintomáticamente, el tertuliano más contento por las televisiones era un tal Inda, un reaccionario sin más. Ella sabe que tiene cogido por los compañones a una parte del voto andaluz, pero para conseguir la absoluta sólo puede hacer una cosa: distinguirse realmente del PP, no sólo en la imagen, e iniciar una investigación interna que vaya por delante de la judicial y no al revés, dejando atrás ese lastre asfixiante.
Pero no lo va a hacer, porque nuestros políticos vienen de dentro, deben sus carreras al partido y están vigilados por los diferentes grupos de intereses que se mueven en casa; todos tienen méritos pero también cadáveres en el armario y el juego está en saber cómo se irán ocupando los diferentes tronos. Tronos, e hilando hilando tenemos a Iglesias regalando la serie homónima a un felicísimo Rey... Quizá termine regalando la serie del narcoprofesor Heisenberg a la señora Botín; la de las escuchas de la Policía de Baltimore a Rajoy; la de los Soprano a Bárcenas y Rato y esa reciente momificación del tópico de "aquí abajo" a Susana Díaz, y habrá comenzado el cambio para que nada cambie.
Que no nos engañen, el PSOE no puede estar contento con los resultados electorales. Nada de lo que se propusieron los socialistas ha salido bien. La excusa de la estabilidad está mostrando su verdadero rostro con la Mesa del Parlamento y la Investidura. Querían una mayoría absoluta en una especie de salto al más allá (de Andalucía) y se han encontrado con una victoria pírrica que desbarata todos los planes; un poco el negativo de lo ocurrido con Podemos, que auguraban una victoria trascendente y se han encontrado con una derrota mucho más dulce de lo que han querido mostrar.
¿Cómo piensan gobernar? ¿Negociando cada entrada del BOJA? Yo no me lo creo. Temo que hemos pagado unas elecciones a mayor gloria de Susana Díaz, lo que incluye sus circunstancias personales, sí, esto no es machismo, sí lo fue el uso electoral del pichi marcando una buena esperanza que al día siguiente nadie vería con la prenda negra.
Al final vamos a pasar otra vez por las urnas, quizá cuando tranquilicemos un poco las papeletas; cuando se vea qué pasa con Pedro Sánchez el Equivocado (por Dios, sólo eran dos botones...) y el partido sea presa de la desesperación, cuando haya que aprobar aquí otros presupuestos porque los que votó IU ya no den más de sí. Con menos escaños se habrían visto obligados a pactar, pero así nos venden una alegría que no tienen, porque saben lo que les espera. Díaz no ha cerrado nada, lo ha abierto todo.
Porque nuestra casi-Presidenta no está dando esa imagen de ganadora que pretendía, esa especie de Macarena adorada por las masas que nos enseñaron aquella noche en la que, sintomáticamente, el tertuliano más contento por las televisiones era un tal Inda, un reaccionario sin más. Ella sabe que tiene cogido por los compañones a una parte del voto andaluz, pero para conseguir la absoluta sólo puede hacer una cosa: distinguirse realmente del PP, no sólo en la imagen, e iniciar una investigación interna que vaya por delante de la judicial y no al revés, dejando atrás ese lastre asfixiante.
Pero no lo va a hacer, porque nuestros políticos vienen de dentro, deben sus carreras al partido y están vigilados por los diferentes grupos de intereses que se mueven en casa; todos tienen méritos pero también cadáveres en el armario y el juego está en saber cómo se irán ocupando los diferentes tronos. Tronos, e hilando hilando tenemos a Iglesias regalando la serie homónima a un felicísimo Rey... Quizá termine regalando la serie del narcoprofesor Heisenberg a la señora Botín; la de las escuchas de la Policía de Baltimore a Rajoy; la de los Soprano a Bárcenas y Rato y esa reciente momificación del tópico de "aquí abajo" a Susana Díaz, y habrá comenzado el cambio para que nada cambie.
Rocío
ROCÍO, Huelva Información, 13-4-15
El binomio Tradición-Cultura presenta dos polos antagónicos que han sido una parte trascendental de la dinámica social. La tradición no se elige, se hereda; es la Cultura la que nos permite sobrevolar estos cromosomas sociales, y por eso cambian las sociedades y las costumbres se transforman. Cortar clítoris es un atavismo de determinados grupos sociales, sólo la educación y el tiempo alterará ese "hermoso" hábito.
Nuestros políticos, llevados por un popularismo mal entendido, confunden ambos conceptos y eso es un flaco favor para el pueblo que tanto dicen respetar. Porque la catedrática oye a Bach; el ministro lee a Góngora; la investigadora viaja al Hermitage a ver impresionismo francés; y el notario admira por las tardes su biblioteca de primeras ediciones; y a veces visitan los pueblos andaluces para ver la hermosura de nuestras fiestas y costumbres, a comer nuestras comidas tradicionales y a admirar nuestra fe más infantiloide llena de figuritas, santos propiciadores, promesas y exvotos.
Nada hay más clasista y reaccionario que esta concepción aparentemente permeable de la Cultura que, en realidad, marca claramente territorios desiguales; porque la gente que conforma las tradiciones no puede acceder a la cultura superior, mientras los otros pueden transitar de uno a otro terreno según sus voluntades. Sí, he dicho superior, porque en el conocimiento hay una gradación que tiene que ver con la complejidad y la formación, ¿o es igual un curandero que una neurocirujana? ¿Es lo mismo Melendi que Bruckner? ¿Las historias de la abuela que Unamuno? La persona culta debe tener el compromiso de atraer al conocimiento a quien ignora, no seamos cínicos: ninguno de los que disfrutamos de este privilegio nos cambiaríamos por alguien que ignora todo. Qué egoísmo más ramplón, aprovechándonos de quienes no pueden darse cuenta de su tragedia. No creo que haya que dar más explicaciones.
Respetar la tradición es saber su función social, aglutinante de la estabilidad, conservadora; promoverla es inmovilismo, a veces es prolongar la mano oscurantista de la sumisión, del prejuicio, del patrioterismo más tontaina, es dejarse ocupar la libertad con los fantasmas de la "normalidad" y lo que Dios manda. La obligación del Estado debería ser velar por la legalidad y los derechos. No hay que pelear contra las tradiciones, no podríamos ni querríamos negar la emotividad que comportan; una Educación seria y bien diseñada es suficiente para que la sociedad cambie como cualquier organismo vivo; ser progresista tiene un baluarte esencial en la lucha por la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento, porque libera y da placeres, hace una vida más digna; sin duda, nos hace falta un nuevo rocío que nos renueve cada mañana.
El binomio Tradición-Cultura presenta dos polos antagónicos que han sido una parte trascendental de la dinámica social. La tradición no se elige, se hereda; es la Cultura la que nos permite sobrevolar estos cromosomas sociales, y por eso cambian las sociedades y las costumbres se transforman. Cortar clítoris es un atavismo de determinados grupos sociales, sólo la educación y el tiempo alterará ese "hermoso" hábito.
Nuestros políticos, llevados por un popularismo mal entendido, confunden ambos conceptos y eso es un flaco favor para el pueblo que tanto dicen respetar. Porque la catedrática oye a Bach; el ministro lee a Góngora; la investigadora viaja al Hermitage a ver impresionismo francés; y el notario admira por las tardes su biblioteca de primeras ediciones; y a veces visitan los pueblos andaluces para ver la hermosura de nuestras fiestas y costumbres, a comer nuestras comidas tradicionales y a admirar nuestra fe más infantiloide llena de figuritas, santos propiciadores, promesas y exvotos.
Nada hay más clasista y reaccionario que esta concepción aparentemente permeable de la Cultura que, en realidad, marca claramente territorios desiguales; porque la gente que conforma las tradiciones no puede acceder a la cultura superior, mientras los otros pueden transitar de uno a otro terreno según sus voluntades. Sí, he dicho superior, porque en el conocimiento hay una gradación que tiene que ver con la complejidad y la formación, ¿o es igual un curandero que una neurocirujana? ¿Es lo mismo Melendi que Bruckner? ¿Las historias de la abuela que Unamuno? La persona culta debe tener el compromiso de atraer al conocimiento a quien ignora, no seamos cínicos: ninguno de los que disfrutamos de este privilegio nos cambiaríamos por alguien que ignora todo. Qué egoísmo más ramplón, aprovechándonos de quienes no pueden darse cuenta de su tragedia. No creo que haya que dar más explicaciones.
Respetar la tradición es saber su función social, aglutinante de la estabilidad, conservadora; promoverla es inmovilismo, a veces es prolongar la mano oscurantista de la sumisión, del prejuicio, del patrioterismo más tontaina, es dejarse ocupar la libertad con los fantasmas de la "normalidad" y lo que Dios manda. La obligación del Estado debería ser velar por la legalidad y los derechos. No hay que pelear contra las tradiciones, no podríamos ni querríamos negar la emotividad que comportan; una Educación seria y bien diseñada es suficiente para que la sociedad cambie como cualquier organismo vivo; ser progresista tiene un baluarte esencial en la lucha por la igualdad de oportunidades en el acceso al conocimiento, porque libera y da placeres, hace una vida más digna; sin duda, nos hace falta un nuevo rocío que nos renueve cada mañana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)