martes, 1 de julio de 2014

Una niña

UNA NIÑA, Huelva Información, 23-6-14



El fracaso nos hace libres. Si han tenido la oportunidad de degustarlo, que de un día para otro alguien te descoloque y te hunda (yo he sido gestor cultural en Huelva), entonces saben que transcurrida la primera zozobra llega la realidad: nadie es insustituible, pase lo que pase el mundo sigue y uno es nada en mitad de todo. La paz es no tener tareas pendientes ni responsabilidades sobre el futuro, recuperar la vida. Hay quienes se quedan enganchados, necesitan mandar y que les manden para justificarse pues, de otra forma, estarían vacíos, desconocen el hedonismo puro de un atardecer.
No me pongo metafísico, estoy pensando en don Felipe VI y su heredera (mientras no nazca varón). ¿De verdad quiere don Felipe para su hija que sea la Reina de España? Nos podemos poner solemnes y justificarlo todo por la Gracia de Dios, pero ni siquiera los creyentes tienen esas seguridades absolutas. Yo veo la vida de esta niña llena de oportunidades, de tener un lugar en la Historia, pero ¿qué precio va a pagar? Jamás va a vivir como quiera ella, no va a poder ni llorar a sus muertos en privado; les recuerdo que estará obligada hasta a comunicar sus relaciones de noviazgo si no quiere perder la Corona (su marido sólo será consorte, no rey). Tendrá que estudiar Derecho, Economía, la Carrera Militar, tendrá que ser la máxima responsable de la Diplomacia y del Ejército; sufrirá lo indecible para que algunas historias de su familia no se conviertan en problemas de Estado... Nunca va a gozar la libertad de confiar en un amigo, porque todos a su alrededor estarán preparando sus memorias, y se volverá soberbia porque no conocerá la réplica, y se volverá soberbia porque verá que el ser humano atiende fácilmente al Poder.
¿De verdad quiere un padre esa vida para una hija? La Corona debe pesar. Sin duda. Pero si el nuevo Soberano decidiera consultar al Pueblo, causa de su Soberanía y no Dios o el Destino, si el pueblo decidiera que ya no quiere la misma estructura política para nuestra democracia, tendría un periodo de abstinencia brutal, pero dispondría de un amplio patrimonio para él y alguna generación más, podría liberar de tal carga a sus descendientes, desoír a los mesiánicos que amenazan con apocalipsis republicanos y vivir con la tranquilidad que todo ser humano merece y que tantos, por falta de medios, no pueden disfrutar.
La vida es esto que usted siente ahora, Majestad, el deseo, ese calor, el amor y el dolor, la muerte, usted debe pelear por la felicidad de los suyos, España es una entidad histórica, pasajera, no tiene usted la obligación del sacrificio. No le hablo con ironía, sino un poco a lo Erasmo de Rotterdam, vea usted que todo es locura y que nos dejamos llevar por ella. Nunca pasa nada. Es usted libre aunque le digan lo contrario.

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