lunes, 11 de agosto de 2014

Expolio de la Una

EXPOLIO DE LA UNA, Huelva Información, 4-8-14



Yo no amo la España-Una. Hace mucho que mi formación me permitió prescindir de conceptos relativos como patria, familia y Dios; lo digo no por epatar, sino por intentar exponer razones y no sentimientos patrióticos, siempre peligrosísimos.
Digámoslo claro: me es indiferente la interesada unidad de España, pero teta y sopa no caben en la boca; si vamos a una federación de repúblicas con una unidad cultural de referencia, sea. Pero si vamos a seguir como Estado único: por favor, leyes únicas, porque el principio constitucional de igualdad ante la ley se ve conculcado continuamente, por ejemplo: debería ser obligatorio estudiar las lenguas oficiales de España para todos, y debería ser obligatorio aprender vasco o catalán si vas a atender a ese público; pero dirimir quién saca una plaza o no, siendo la lengua un criterio, nos pone en desigualdad. Necesitamos leyes iguales; ¿hablamos de impuestos?; reformas así dolerían...
Basta ir a Cataluña para darse cuenta de que estamos en un ámbito cultural diferente, realmente son otro país y para bien en muchas cosas, estoy de acuerdo. Pero cuidado porque la patria catalana o la española o el orgullo andaluz están sirviendo para ocultar el saqueo sistémico al que está siendo sometida la ciudadanía en este puñetero país, o lo que sea. Por mucho que el caso de los EREs se fragmente en causas distintas —aspiración del PSOE—, no conseguirá erradicar el tufo a trama urdida desde las más altas instancias para solucionar la vida de los colegas; por mucha compasión que Artur Mas sienta por Pujol, es imposible no enterarse de nada durante sus 30 años de (auto)gestión; que la Gürtel huela a reunión de negocios en restaurantes caros de pijas con castellanos, camisas de rayas y pulseras rojigualdas, no debe alejarnos de la realidad: así se han financiado el PP y los demás partidos —y sus golfos en derredor— sistemáticamente, en Cataluña, Madrid o Lugo, y consentido por todos, porque sabíamos lo que estaba pasando.
Mi prioridad como español, catalán o lepero es la crisis de la democracia, peligro verdadero y no la ruptura de la patria. El modelo de partidos, como lo conocemos, ha muerto para la ciudadanía crítica. Obedecer la disciplina de voto o depender del nepotismo de una cúpula que se aferra a los cargos durante décadas para su enriquecimiento, no es algo respetado por un votante con ideas que quiere exigir responsabilidad; vincular el voto directamente a la actuación del político elegible desarmaría la estructura "padrinesca" de los partidos, donde, literalmente, nadie puede hablar o decidir sobre un sólo euro sin la aquiescencia de quien nombra y hace realidades, como Dios. ¿Por qué no debaten esto? También dolería; algo huele a podrido en España...

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