"AZAFATAS DE PELOTAS", Huelva Información, 24-2-14
En España no dimite ni Dios, y motivos hay. En España nadie cesa a nadie, y es peor porque habiendo causa para un cese el asunto es más serio, lo otro es honor... Pongamos que Fernández Díaz no se ha enterado de lo ocurrido en nuestras lindes, que el presidente Vivas se cree su alardeo de transparencia en los incidentes de la frontera ceutí (eufemismo por quince muertos), o comulguemos las medias verdades del Delegado del Gobierno, así podríamos ir enumerando las estupideces a las que nos tienen acostumbrados los políticos y periodistas enervados de esta democracia "light", en la que llamamos realidad a un rollo macabeo que no se creen ni los que dicen, ni los que escriben, ni los que leen.
Pero, cuando uno es Director de la Guardia Civil, está feo salir en calzoncillos a la palestra; y don Arsenio Fernández de Mesa ha olido demasiado a taberneo cuando recomendó (fea palabra para su cargo) a las ONG preocuparse más de los pobres Guardias Civiles y menos de los feos inmigrantes. Verá, don Arsenio: debería mezclar menos las churras y dedicarse más a las merinas, porque esa benemérita apología tan despreciativa suena al rancio "Haga como yo, no se meta en política", que decía don Francisco el de los cuarenta años. No entiendo un país en el que al cantar esto no te cesan sino te justifican.
Un tercio de la riqueza del continente africano sale sin problemas para viajar a paraísos fiscales y Europa. Y no he visto todavía pegar un mojamazo a ningún marchante de diamantes. Es muy peligroso equiparar emigrante a delincuente (o a rojo o a judío). Claro que hay que regular el paso entre países, pero también hay que preguntarse si la apertura de las fronteras económicas (¡ah, la Globalización!) no habrá sido inversamente proporcional a libertad de movimiento de los pobres, que aquí sólo se le ponen pegas al desgraciado y nosotros, menos mirar ya a otra parte, deberíamos hacer política en serio para África, empezando por perseguir los dineros manchados de sangre.
Mr. Rajoy: No se trata de acusar a la Guardia Civil, de no ser patriota o de pelear contra la pérfida Europa; se trata de averiguar si una orden superior precipitó una catástrofe humanitaria, o si a alguien se le fue el gatillo disparando pelotas de gomas a un náufrago: depurar las responsabilidades. Por eso hay que cesar al Arsenio, por no estar a la altura democrática de esta ciudadanía; y detrás a todos cuantos esquivan la legislación aplicable a esos casos y los que quieren modificar la Ley "ad hoc" para el futuro. Y qué me dicen de Imbroda, Presidente popular en Melilla: que les pongamos azafatas a los que intentan colarse en la Europa nuestra del mal-estar... De pelotas, vamos.
Recientemente mi trabajo me llevó a uno de esos países que denominamos subsaharianos. Si bien pobre, este país (Ghana) goza de una cierta estabilidad tanto política como económica, y su población no está expuesta a esa cruenta realidad generada en países cercanos por la hambruna crónica y la vileza de la guerra fratricida. Me permitió ese viaje sobrevolar el Sahara, en su inmensa magnitud, de norte a sur y viceversa. No puedes evitar pensar en los numerosos seres humanos que atraviesan esa gigantesca superficie no en un cómodo avión, sino en penuria, no sabemos si para llegar o para escapar, o ambas a la vez. Estos son los seres humanos que, según las fuentes oficiales, llegaron a nuestras orillas con actitud violenta y desafiante. (Sería imaginable cualquier otro tipo de actitud ante semejante recepción después de tan penosa odisea?)
ResponderEliminarEste tipo de sucesos es fácilmente susceptible de generar reacciones demagógicas en ambos sentidos (como casi todo en este bendito país), tanto como para retorcer los argumentos hasta contabilizar si han habido más inmigrantes muertos con gobiernos socialistas o populares, pero la realidad se impone: cientos de seres humanos aguardan su turno para culminar su odisea, cuyas únicas esperanzas son el no haber realizado la travesía del infierno en vano. Qué ley va a evitar lo inevitable? Ante esto, el comentario de las azafatas alcanza un nivel de vileza de difícil calificación
Te agradezco el comentario, que por sí tiene más valía que el artículo... Y coincido, son comentarios si jocosos: viles, si serios: criminales. No vamos a poder blindar nuestra pecera, el pobre empuja.
ResponderEliminar