"DÍA DE DIFUNTOS", Huelva Información, 28-4-14
El miércoles pasado se celebraba el Día del Libro, ese instrumento en realidad moderno, pues hasta el uso de la imprenta, hacia 1440, se escribía y se leía para la alta voz. Hablando de libros y versos, se nos aparece don Miguel de Cervantes entre los espíritus vivos de los muertos escritores. Siempre encuentra uno algo en la obra del Manco por antonomasia que te hace constatar que los grandes libros son un amplificador para nuestras vidas; y no hace falta que sea el Quijote, leía hace poco en su Novela de las doncellas la siguiente genialidad: "[…] el deseo por la imposibilidad, cuchillo de la esperanza, fue menguando", no se puede definir mejor el realismo. Si observamos la sentencia, esta idea del desgaste paulatino del tiempo implica la imagen de la vejez, con lo que no es difícil colegir que Cervantes describe cómo el ímpetu juvenil, confiado en que podrá sacar de la vida cuanto se proponga, poco a poco se apaga porque lo imposible no se consigue y el escepticismo de la vejez degüella a una juventud ilusa pero necesaria, dado que hay un tiempo para cada cosa, y al joven toca la fe en el mundo que espera y al viejo la realidad de un mundo que pasa...
No quiero enredar, pero la lectura es un ejercicio especular, uno se lee a sí mismo en los textos igual que se ve en un espejo; por eso la indigencia intelectual no se cura leyendo, no es verdad que la lectura remedie al ignorante, cuando coge un texto no encuentra nada; el cambio radica en su actitud ante la vida. Por contra, para la persona curiosa, preocupada, el libro es un estímulo que desarrolla sus ideas y por tanto cada vez más encuentra con qué alimentarse en él, cuanto más lee más quiere, porque se va viendo madurar y crecer. Hace falta esta modestia para aprender.
El libro ha muerto. Vivimos el fin de una era. La Cultura, es decir: la sociedad, está cambiando dejando atrás la erudición y la reflexión en favor de la acumulación de datos y el consumo a gusto del cliente; esto acarrea el triunfo de la propaganda y la violencia; no me gusta este futuro que no voy a conocer.
La habilidad de Cervantes —de los clásicos— ha sido elaborar una superficie tan bruñida que siempre que alguien abre un texto suyo se encuentra en él, incluso nos vemos distintos en momentos diferentes de la vida... por eso no han muerto sus obras. Mucha de la Literatura actual no es consciente, es mero entretenimiento, no nos vemos en ella, vemos la historia que el autor nos enseña y eso cansa o pasa de moda o llega un momento en que pierde su significado original; ideal para el nuevo formato electrónico. Lector o lectora, Shakespeare entero es una reflexión sobre la vida actual y García Márquez acaba de nacer.
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