"HABÍA UNA VEZ...", Huelva Información, 12-5-14
Un circo, que es lo que quieren que seamos para el resto del mundo. No olvidemos que cuando viajamos por ahí de turismo miramos las costumbres de los otros como pintorescas e incomensurables, es decir que, por mucho que nos llamen la atención, las vemos como espectáculo que jamás meteríamos en nuestras casas o practicaríamos.
Y eso somos para nuestros visitantes, unos tipos que matan toros en unos cosos al grito de ¡olé!, unos borrachos que pagan menos que nadie en el mundo por un alcohol que se bebe por la calle, ésos que prefieren dilapidar sus dineros en fútbol rechazando la inversión en investigación, un lugar placentero y de "sangre caliente" donde es fácil mojar el bacalao nórdico de balde (y si no, cada vez más, de pago: aumenta el número de españolas que se dedican a la profesión)... No sé quién se asustaba de Eurovegas, porque hacia eso vamos todos sin remedio. Somos uno de los mayores "puticlús" de Europa.
Nuestros gobernantes estarán orgullosos; con el debido respeto, ahora que tanto se habla de la Transición y algunos se proclaman patriotas: ¿hemos conseguido algo más allá de la muñeca de gitana sobre el televisor o el torito en el aparador? ¿Éste es nuestro triunfo? Hoy, como en una película de Berlanga (maestro retratista), viene de visita el Ministro y le damos un paseo para que coma nuestras coquinas, le mostramos los parabienes de nuestras playas y, con suerte, verá un polideportivo, una procesión o disfrutará una buena corrida vespertina. Habría que vigilar y grabar la Feria de Sevilla, o el próximo Rocío, para ver con quién nos jugamos los cuartos.
Tenemos políticos, en gran parte, que no pasan de catetos venidos a más, con el respeto debido a la catetería de la que me siento parte integrante, políticos que nos están rebajando a espectáculo turístico, a proletariado estacional con sueldos de subsistencia y servicios de beneficencia, con unas universidades irrelevantes en el mundo, sin tejido industrial, desaprovechando el sol que nos inunda para abaratar (o vender) una electricidad que ya casi no podemos pagar... sin futuro real.
Parece que el único discurso creíble es este interesado liberalismo de todo para mí. Yo lo llamo "putada" y añado: no habrá fin de crisis si no erradicamos esta locura de los beneficios desproporcionados y rápidos, es verdad que hay que acostumbrarse a ganar menos ¡pero usted, gran empresario!
Recuperación: qué va, señor Rajoy, estabilización de la hecatombe y explotación injusta para mantener a la élite dominante y por tanto a la gobernante. Pero tranquilos, que este año hay Mundial. Esto es. Visto el cotarro circense, no les extrañe que en su próxima comparecencia Fátima Báñez nos pregunte dicharachera: "¿Cómo están ustedeees?".
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