UNA CONSTITUCIÓN MUNDIAL, Huelva Información, 26-1-15
El Papa Paco peca poco. Pero cuando peca, peca. Conste que me cae bien, el hombre, pero para mí no simboliza más que lo que cualquier otro representante de una organización humana. Esa perorata aérea dando a entender que uno debe atenerse a las consecuencias cuando insulta sobre determinados temas no me ha gustado; con la violencia no se puede ser comprensivo, y menos siendo el Papa; y si esto requiere explicación es que se nos está yendo la cabeza. Conste que no voy yo por ahí metiéndome con las creencias de nadie, leo la Biblia, soy un profundo admirador de la literatura religiosa y en mi casa suena música ritual, mucha cristiana, a diario, además de venerar como uno de los mayores monumentos humanos a Bach y sus cantatas.
Ya sé que la ONU se hizo para esto, pero no funciona: la utopía ya no es económica ni política, o lo será pero con un paso previo: los Derechos Humanos. No quiero parecer grandilocuente, pero necesitamos una constitución mundial ahora; y debemos limitar el movimiento económico internacional en función de su cumplimiento, lo demás son monsergas. Ésta es la revolución del siglo XXI. Y la única forma de no discutir los principios de esa norma mundial sería fundarla en lo que objetivamente es la base para la dignidad, es decir, el derecho a la vida y la evitación del daño corporal (dejando de lado toda creencia en esta discusión), la obligación de los Estados de anteponer la dignidad de las condiciones de vida de su población a la del crecimiento económico, esto es: invertir el argumento actual, porque ya sabemos que crecimiento y bienestar son ahora inversamente proporcionales, debemos obligar a parar la avaricia porque es una injusticia de uno contra otro; el derecho al conocimiento, no a la cultura, y por igual en todo el mundo (la cultura es la costumbre, que lo justifica todo). En fin, no la vamos a montar aquí, pero si no aceptamos esta realidad globalizada estamos condenados a un choque de civilizaciones que, en el fondo, será una lucha por los beneficios, aunque se disfrace de religión, y pronto.
El intelectual de hoy o se despierta o lo hará con la cabeza separada del cuerpo.
Yo no dibujaría un insulto contra la Virgen del Rocío, pero si lo hiciere ¿habría de temer represalias físicas? Sí. No se engañe, si usted se mete públicamente con las creencias de cualquier pueblo será agredido de todas las maneras posibles. Y esto es un fracaso educativo, porque vemos el fanatismo de los demás pero no el nuestro; decía un amigo con sorna que, al final, sólo irán al cielo los ateos, que por lo menos no tienen la insolencia de “saber” lo que Dios quiere. Yo no estoy en contra de nada, allá cada cual con sus vírgenes, pero tenemos que enseñar desde los primeros años el único valor ético no discutible: no se pega.
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