INESTABLE, Huelva Información, 20-4-15
Que no nos engañen, el PSOE no puede estar contento con los resultados electorales. Nada de lo que se propusieron los socialistas ha salido bien. La excusa de la estabilidad está mostrando su verdadero rostro con la Mesa del Parlamento y la Investidura. Querían una mayoría absoluta en una especie de salto al más allá (de Andalucía) y se han encontrado con una victoria pírrica que desbarata todos los planes; un poco el negativo de lo ocurrido con Podemos, que auguraban una victoria trascendente y se han encontrado con una derrota mucho más dulce de lo que han querido mostrar.
¿Cómo piensan gobernar? ¿Negociando cada entrada del BOJA? Yo no me lo creo. Temo que hemos pagado unas elecciones a mayor gloria de Susana Díaz, lo que incluye sus circunstancias personales, sí, esto no es machismo, sí lo fue el uso electoral del pichi marcando una buena esperanza que al día siguiente nadie vería con la prenda negra.
Al final vamos a pasar otra vez por las urnas, quizá cuando tranquilicemos un poco las papeletas; cuando se vea qué pasa con Pedro Sánchez el Equivocado (por Dios, sólo eran dos botones...) y el partido sea presa de la desesperación, cuando haya que aprobar aquí otros presupuestos porque los que votó IU ya no den más de sí. Con menos escaños se habrían visto obligados a pactar, pero así nos venden una alegría que no tienen, porque saben lo que les espera. Díaz no ha cerrado nada, lo ha abierto todo.
Porque nuestra casi-Presidenta no está dando esa imagen de ganadora que pretendía, esa especie de Macarena adorada por las masas que nos enseñaron aquella noche en la que, sintomáticamente, el tertuliano más contento por las televisiones era un tal Inda, un reaccionario sin más. Ella sabe que tiene cogido por los compañones a una parte del voto andaluz, pero para conseguir la absoluta sólo puede hacer una cosa: distinguirse realmente del PP, no sólo en la imagen, e iniciar una investigación interna que vaya por delante de la judicial y no al revés, dejando atrás ese lastre asfixiante.
Pero no lo va a hacer, porque nuestros políticos vienen de dentro, deben sus carreras al partido y están vigilados por los diferentes grupos de intereses que se mueven en casa; todos tienen méritos pero también cadáveres en el armario y el juego está en saber cómo se irán ocupando los diferentes tronos. Tronos, e hilando hilando tenemos a Iglesias regalando la serie homónima a un felicísimo Rey... Quizá termine regalando la serie del narcoprofesor Heisenberg a la señora Botín; la de las escuchas de la Policía de Baltimore a Rajoy; la de los Soprano a Bárcenas y Rato y esa reciente momificación del tópico de "aquí abajo" a Susana Díaz, y habrá comenzado el cambio para que nada cambie.
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