S.
M. Don Juan Carlos I tuvo su momento de gloria aquel 23F saliendo en
televisión y postulándose a favor de la Constitución y la joven
democracia de entonces, fuera atrezo o no. De esto va la
novela-documental Anatomía
de un instante
de Javier Cercas. Quizá ha llegado la ocasión de S. M. Don Felipe
VI.
Yo
tengo claro que la mayoría parlamentaria catalana no es suficiente,
desde ningún punto de vista, para tomar las decisiones que está
tomando, saltando la legalidad y, lo que es peor, destruyendo la
futura convivencia de los habitantes de su región, comunidad,
nación, país o lo que les salga de los Pirineos; Mas, Junqueras o
Romeva actúan como dementes que creen, como cualquier megalomaníaco,
representar una voluntad superior a ellos (Mas parece más listo...
se protege de otras cosas). Pero ignorar un absceso te puede llevar a
la septicemia y de ahí a la descomposición; don Mariano ha dejado
podrecer la peor gangrena social: el nacionalismo, esa gran mentira
encaminada a sustituir el pensamiento, de eso sabían mucho Franco o
Mussolini, y el del bigote... Hitler, no Aznar; cuando da a entender
que va a aplicar la Ley "toda" me da miedo, porque es
imprudente, hay sectores secesionistas entre los Mossos o el
Ejército, y en el Poder Judicial... ¿quién evitará una algarada y
la sangre de algún inocente?
Pero
Maquiavelo nos enseñó algunos conceptos mínimos del diccionario de
la Política: S. M. Don Felipe VI necesita Virtud (entendida como
decisión), Prudencia (sagacidad) y el favor de Fortuna (todo lo que
no esté bajo su control); si ésta no favoreciere, para eso serán
la vitalidad y la astucia. Además, según Maquiavelo, debe S. M.
aprender que la finalidad del bienestar y la convivencia no siempre
pasa por el puente de la moral; debe atender a la realidad, no a lo
deseado. Hay que tomar decisiones en favor del bien común ya (aquí
nos desviamos de la malicia maquiavélica) y la Historia es para
quienes arriesgan, no para los que se esconden bajo su "Grandeur".
El
art. 56 de la Constitución dice que "El Rey es el Jefe del
Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el
funcionamiento regular de las instituciones [...]". Por tanto
yo, como ciudadano, me creo en el deber de exigirle que reuna a las
máximas autoridades y proponga lo único sensato y menos lesivo: un
referéndum (encájese en la Ley y dótese de parámetros
consensuados) para determinar si el proceso independentista tiene
razón de ser o no. A partir de ahí, si es que sí: adelante y
acabemos, y si es que no: al siguiente que haga una chorrada 30 años
de cárcel, tiempo para que una generación vuelva a decidir si las
circunstancias han cambiado o no con un nuevo referendo.
Quién
sabe... a ver si al final Mas es un monárquico españolista mártir
que está montando este circo para el lucimiento de una Monarquía
que necesita ser útil más que nunca o desleírse; buena novela para
la vejez de este Borbón, como la de Armada y su padre, Anatomía
de otro instante,
de otro J. Cercas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario