lunes, 4 de julio de 2016

Elogio de la juventud, 17-8-15

Toda etapa de crisis supone redefinir. Es la diferencia entre lo vivo y lo muerto. Y no deja de ser un sarcasmo que para verlo tengamos que tener una cierta edad... El joven verdadero tiene la razón, el joven que mira el mundo como si todo fuese a cambiar por él, quien lo ve como el reflejo repugnante de una vejez necrófila que arruya a la quietud con lascivia porque así su cuerpo abotargado no se resiente, el joven que siente extraña la realidad porque él no la ha hecho, el joven descarado que nos mira con desparpajo culpándonos de lo que hay... tiene razón.
Porque en nuestra sociedad sólo hay que cumplir años para que la gilipollez de tu juventud (porque se puede ser joven e idiota) adquiera una patina de respetabilidad que sólo se justifica con el poder, la fuerza de quien tiene el dominio y se impone. Tus carencias de juventud se convierten en virtudes de viejo sólo por cambiar de cara, ropa y actitud. La circunspección de la madurez es hipócrita y contraria a la vida, es resentida, el joven asume la vitalidad del cuerpo y busca su satisfacción, el viejo es pornográfico: porque cansado de su cuerpo se regodea en la imagen y la posesión. La insolencia juvenil contra los dioses no es soberbia, la "hýbris" de los griegos, sino reivindicación de la naturaleza como fuerza esplendorosa que llena todo; el viejo se escuda en Dios para justificar su fracaso, se ampara en la moral para dictar lo correcto y se esconde para practicar lo aberrante. Quien nada sabe por joven pero ansía todo, alcanzó ya la sabiduría; inconsciente, tiene el motor del conocimiento; quien todo lo sabe, quien todas las mañanas mira solemne a los otros mostrando su saber, ése lo ignora todo porque pende de su momento, de su instante, y la Muerte le acecha y derruirá su sapiencia de imitación.

Jóvenes del mundo: uníos, porque sólo así esta sociedad esclerótica, paralizada, muerta, tendrá alguna esperanza. Huid de la norma, romped los protocolos, luchad contra todo inmovilismo, abajo las religiones establecidas, las monarquías, las monedas, las morales, fuera lo respetable, cuidaos de esos buitres de azul marino que gobiernan siendo los mismos tontos que cuando tenían veinte años aunque ejerzan de poderosos por sus trajes, sus arrugas, sus canas y su impotencia. Desarmad a éstos que os miran con desprecio porque ni supieron ser jóvenes ni saben llevar la vejez con dignidad. Viva la vida, el cuerpo, el placer, la búsqueda, la novedad, la incertidumbre, el dolor, la dialéctica, no hay futuro sino presente, no hay futuro: es ahora, ahora o nunca. No dejéis que sea nunca. Leed, leed, leed, que la lectura se el palpo de una curiosidad que no debe desaparecer en lo que hacéis. Gobernad, demostrad que otro mundo es posible, que la Humanidad no ha muerto, que la intolerancia y el totalitarismo no tienen caldo para cultivarse. Vivid.

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