Toda
etapa de crisis supone redefinir. Es la diferencia entre lo vivo y lo
muerto. Y no deja de ser un sarcasmo que para verlo tengamos que
tener una cierta edad... El joven verdadero tiene la razón, el joven
que mira el mundo como si todo fuese a cambiar por él, quien lo ve
como el reflejo repugnante de una vejez necrófila que arruya a la
quietud con lascivia porque así su cuerpo abotargado no se resiente,
el joven que siente extraña la realidad porque él no la ha hecho,
el joven descarado que nos mira con desparpajo culpándonos de lo que
hay... tiene razón.
Porque
en nuestra sociedad sólo hay que cumplir años para que la
gilipollez de tu juventud (porque se puede ser joven e idiota)
adquiera una patina de respetabilidad que sólo se justifica con el
poder, la fuerza de quien tiene el dominio y se impone. Tus carencias
de juventud se convierten en virtudes de viejo sólo por cambiar de
cara, ropa y actitud. La circunspección de la madurez es hipócrita
y contraria a la vida, es resentida, el joven asume la vitalidad del
cuerpo y busca su satisfacción, el viejo es pornográfico: porque
cansado de su cuerpo se regodea en la imagen y la posesión. La
insolencia juvenil contra los dioses no es soberbia, la "hýbris"
de los griegos, sino reivindicación de la naturaleza como fuerza
esplendorosa que llena todo; el viejo se escuda en Dios para
justificar su fracaso, se ampara en la moral para dictar lo correcto
y se esconde para practicar lo aberrante. Quien nada sabe por joven
pero ansía todo, alcanzó ya la sabiduría; inconsciente, tiene el
motor del conocimiento; quien todo lo sabe, quien todas las mañanas
mira solemne a los otros mostrando su saber, ése lo ignora todo
porque pende de su momento, de su instante, y la Muerte le acecha y
derruirá su sapiencia de imitación.
Jóvenes
del mundo: uníos, porque sólo así esta sociedad esclerótica,
paralizada, muerta, tendrá alguna esperanza. Huid de la norma,
romped los protocolos, luchad contra todo inmovilismo, abajo las
religiones establecidas, las monarquías, las monedas, las morales,
fuera lo respetable, cuidaos de esos buitres de azul marino que
gobiernan siendo los mismos tontos que cuando tenían veinte años
aunque ejerzan de poderosos por sus trajes, sus arrugas, sus canas y
su impotencia. Desarmad a éstos que os miran con desprecio porque ni
supieron ser jóvenes ni saben llevar la vejez con dignidad. Viva la
vida, el cuerpo, el placer, la búsqueda, la novedad, la
incertidumbre, el dolor, la dialéctica, no hay futuro sino presente,
no hay futuro: es ahora, ahora o nunca. No dejéis que sea nunca.
Leed, leed, leed, que la lectura se el palpo de una curiosidad que no
debe desaparecer en lo que hacéis. Gobernad, demostrad que otro
mundo es posible, que la Humanidad no ha muerto, que la intolerancia
y el totalitarismo no tienen caldo para cultivarse. Vivid.
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