lunes, 4 de julio de 2016

Bachillerátese, 16-5-16

En Bachillerato estudiamos a Kant y la Ilustración. Distingue éste un Uso Público de la Razón, cuya determinación es someter la opinión privada a los límites del conocimiento y al Universo de los Lectores; y hay un Uso Privado, al que deben cumplida fidelidad las personas públicas en ejercicio, pues los obliga la Ley y no hablan como individuos sino en representación de sus nombramientos, verbigracia: la Carrera Judicial.
El cese de Emilio de Llera es tan necesario como la democracia; tras comparar la independencia del Poder Judicial con la de Hitler y llamar "enferma" a una sociedad que pudiera votar a Podemos (empiezan a aparecer encuestas que sitúan la intención por encima del PP, tras la unión con IU), sencillamente no merece estar en un cargo de Consejero de Interior y Justicia por antisistema, y cómplice el gobierno que lo sostuviere. Tiene libertad de expresión como ciudadano pero como cargo público debe medir lo que dice, y no puede dar a entender que está por encima de las normas votadas en los parlamentos; si no fue cesado "ipso facto" es porque nuestra sociedad está enferma pero no por votar a Podemos (o a quien sea) sino de corrupción, porque si lo dice y no actúa él es colaborador de la miasma que denuncia, ya que es el máximo representante del ramo en Andalucía.
Y si es verdad que el juez que sustituyó a la exparlamentaria Victoria Rosell ofreció a un acusado, a cambio de condescendencia judicial, putearla por ir con Podemos... muchas cosas siguen aclarándose y da mucho miedo. Empieza a parecer que importa cualquier medio para evitar perder el cotarro: circula una retahíla de sandeces propias de la demencia... y la intolerancia. Este discurso del miedo y la exclusión de lo "anormal" es propio del fascismo; han agredido a la Directora del Jueves por hacer un chiste antinazi, el mismo José Mota ha debido pedir disculpas por una chorrada de gag... Algunos lo llaman "diseño de contenidos" o "línea editorial" pero es censura, afirma con inteligencia el humorista Manu Sánchez.

Vivimos una época crucial, porque las ideas que sustentan nuestros valores constitucionales le importan un carajo a los partidos mayoritarios que nos han manejado, hasta ahora. Es una impresión mía: se legisla para evitar responsabilidades derivadas de la incompetencia de gobernar, como ocurre con la inquisitorial petición de justificar no tener antecedentes de agresión sexual a menores para trabajar con niños, ¿no puede controlarlo el Estado con sus bases de datos?, ¿desde cuando debemos probar nuestra inocencia? Sólo les interesa el Poder y vendernos la ficción de una democracia que, de seguir así, va a ser una parodia de mal gusto. De esto deberían hablar un alto cargo de Justicia, de estos valores que se estudian en Bachillerato y que, desde su altura soberbia, ya no recuerda.

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