Glabro,
recalvastro, el español es riquísimo, hay quien me reprocha una
cierta "exquisitez léxica" que me detrae lectores, pero yo
lo veo de otra forma: la precisión léxica enriquece, afina, hace
exacta la descripción, y la obligación de un escritor es manejar
sus herramientas, y la del lector (antes, al menos) es buscar,
informarse y crecer con su lectura.
Wert
es glabro, esto es: recalvastro, o sea: la típica calva
joseluislopezvazquiana, desde la frente a la coronilla. Esto es sólo
una descripción física. No entro en su belleza o su fealdad, dato
irrelevante cuando se es resultón... y parece que no le va mal en
amores, ya sabíamos por la prensa que la señora Edurne Uriarte, por
ejemplo, o doña Montserrat Gomendio, más definitiva, le conocían
como dice la Biblia.
Pero
Wert ha sido el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, y según
todas las valoraciones no ha habido un político peor calificado por
la opinión pública en los últimos años. Yo, que soy del gremio
enseñante, sólo les puedo decir que su labor supuestamente
reformadora es un puto desastre del que va a ser muy difícil salir;
lo podría haber dicho más fino. No hará falta recordar sus ansias
"españolizantes" (si fuera choquero, nos metería una
carabela por el...) o sus éxitos en el mundo del Arte, cine, teatro,
etc.
Pues
parece que haber "revolucionado" tanto su ámbito no es
aliciente para continuar y defender su propio trabajo, quiero decir
que con una Ley Orgánica por aplicar que va a cambiar todo la
estructura del Sistema Educativo ibérico habría sido razonable
haberle visto entusiasmo para defender tamaña obra. No, a nuestros
políticos el largo plazo parece habérseles olvidado y van a lo que
van.
Ya
saben: Gomendio se va a la OCDE con un cargazo, a París, ciudad del
amor; Rajoy nombra a Wert Embajador de España ante la OCDE:
residencia oficial en una de las avenidas más caras, piso de 500
metros cuadrados y de 11.000 euros al mes, dos personas de servicio,
coche oficial con chófer y un sueldo de 10.000 euros al mes, más
los gastos de representación. Yo ahora entiendo a Napoleón, o a los
Borbones, o a Churchill o a Reagan... incluso al Padrecito; porque la
vida es una nada más y hay una diferencia entre ser un mierda, como
nosotros, y vivir este despliegue parisino de película en blanco y
negro y Billie Holiday cantando "I'm a fool to love you" en
un club en mitad de una ciudad ocupada, espías, agentes dobles y
restaurantes con "champagne" y no sangría, como usted,
fracasado.
Ya
sabe, nada de opositar estudiando, nada de empresa privada, si quiere
usted vivir una vida apasionante métase en un partido mayoritario y
podrá llegar donde Humphrey Bogart, pero sin vicisitudes ni riesgos.
Ahí lo tienen, servidor del Estado, español, no me extraña que sea
un férreo defensor del sistema y de la patria: yo sería falangista
en sus circunstancias. Sólo se me ocurre añadir una cosa: qué
glabrón.
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